Los hombres se ven ampliamente afectados por la caída del cabello denominada alopecia androgenética. La forma más común de esta alopecia masculina es la calvicie, cuyo origen es principalmente hormonal.
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En la vida cotidiana, la caída del cabello afecta tanto a hombres como a mujeres. Sin embargo, los tipos de caída que sufren no son los mismos. Y tampoco sus causas y consecuencias. En efecto, la alopecia androgenética afecta más a los hombres , mientras que las mujeres se ven más afectadas por el efluvio telógeno agudo y el efluvio telógeno crónico.
La alopecia en los hombres es un fenómeno frecuente que suele aparecer entre los 30 y los 40 años. Sin embargo, no es raro que esta caída hormonal que involucra a los receptores de andrógenos presentes en la papila dérmica se produzca antes.
Cabe señalar que la caída del cabello mujeres es una patología en la que influyen en gran medida los cambios hormonales que se producen durante el período posterior al embarazo y la menopausia. Los especialistas estiman que un tercio o incluso la mitad de las mujeres** sufren una caída del cabello temporal después de dar a luz.
Detrás de este término médico y científico se oculta en realidad una caída del cabello difusa que evoluciona hacia una disminución de la densidad capilar y cuyo origen es hormonal. La estimulación de los receptores de andrógenos por la dihidrotestosterona (metabolito activo de la testosterona) se produce en el folículo piloso. Esto provoca su miniaturización y la aparición de un cabello cada vez más corto y más fino.
La calvicie, que es la forma más común de alopecia androgenética hombres se caracteriza por episodios de caída del cabello difusa. Su mecanismo de aparición e instalación es casi siempre el mismo, concentrándose la pérdida de cabello en zonas muy precisas: la frente y las sienes, antes de extenderse al resto del cuero cabelludo.
Esta caída del cabello a menudo es hereditaria, afecta tanto a hombres jóvenes como a mayores. Hoy en día, su tratamiento sigue siendo un desafío para los profesionales de la salud aunque algunos fármacos ya han demostrado su eficacia.
* Fuente: Blume-Peytavi et al., 2011; Norwood, 1975.
** Fuente: Grover and Khurana, 2013.
